jueves, 30 de junio de 2016

LA NIEBLA AL ATARDECER EN MONTSERRAT



Al atardecer todo es niebla y algunas ventanas contrastan con el gris inundante.





Pero si miro para abajo todo es claro. Las nubes no van a ras de piso. Flotan.





Pasan frente a mi nariz como un humo sin olor.
Las veo moverse empujadas por el viento del río, los dos húmedos.
Van hermanados viento y niebla hacia ningún lado; para allá, van al Oeste.
Un poco deformado por el lente se ve el Edificio Otto Wulff. 
Hay muchos edificios bonitos en Montserrat, incluso en San Telmo y también en el resto de Buenos Aires. No es válida una competencia entre ellos. Pero de haber un recorrido por los diez emblemáticos... éste entra entre los tres primeros, a mi gusto.
Me hace muy feliz poder verlo cotidianamente. Aprecio el trabajo del hombre y la incidencia de la luz sobre ese trabajo. A cualquier hora fotografía bien algún sector de sus muros o también sus cúpulas. Ni hablar de las horas mágicas. 
¡O las noches de tormenta eléctrica! 
A veces lo merodean los caranchos de la Reserva Ecológica en busca de huevos de paloma.



Recuerdo mi segunda noche en el departamento. Mirando los rayos surcar el cielo detrás de las torres. Como en una película, pensaba agradecido. Extasiado.

 



Mientras, la niebla continúa con su infatigable trabajo infiltrándose por cada calle y cada avenida del Barrio, antes de cubrir toda la Ciudad.








Las personas van encendiendo las luces para ver que hacen.





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