Parado bajo un viejo farol me detuve a mirar para arriba. Volver tranquilo y con tiempo es diferente a correr con las tareas semanales.
Hoy fui y vine en transporte público porque un paro de transportistas de combustible impidió que usara mi auto. La Realidad va contorneando mi realidad.
Es casi imposible ver estrelllas en Florida 1. Los viejos faroles
restaurados se suman a los reflectores de los frentes generando una
luminosidad suficiente para impedir el paso del leve titilar
de las estrellas. Tal vez Venus sea visible... no lo recuerdo. Pero así
como el paro me impidió usar el auto, se impone la luz del Centro sobre
la natural. Algo debe prevalecer para que exista una Realidad. Aunque sea artificial.
Pero la pequeña Luna en el cielo alcanzó a avisarme que estaba en Cuarto Creciente. Una luz natural brillando muy lejos. Vieja amiga.
Luz artificial. Colores lumínicos que tiñen paredes trabajadas a conciencia. Con cincel en la mano. Con guardas y ornato.
La calle aquí tiene un ancho especial que no vuelve a tener y le da mas aire que a otras cuadras de Florida y ... ¡tampoco tiene árboles! Otra cuadra mágica de edificios puros recortando el vacío, firuleteando sus volúmenes caprichosos con cúpulas que rematan sus alturas.
No hay viviendas. Oficinas y bancos. Comercios y cafés. Está la boca del subte D más cerca de casa. Hay días, como hoy, que me detengo a pensar en la calle, en los que vinieron haciendo Buenos Aires desde siempre. Y les diría que tuvieron razón en insistir, pero es imposible encontrarse con ellos.
Saber que por estas veredas caminaron generaciones de porteños me eriza la piel. Saber que mis bisuabuelos vivían a escasas 3 cuadras de aquí en 1877 también. ¿Que habrán pensado esos piamonteses al ver la Gran Aldea? ¿Habrán caminado por este mismo suelo de Florida? ¿Estaré pisando sus pasos? ¿Continuando su sueño?
¿Mirarían hacia las estrellas en el cielo del Centro?
No habrá respuestas.
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