Con un poco de imaginación puedo ver a Buenos Aires en 1898. Aunque a la izquierda hay un edificio que está construído en el siglo XX éste de enfrente no.
Está terminado en 1898, cómo quedó esculpido en su frontis para que no queden dudas.
Me pone triste cuando el Gobierno o los vecinos destruyen esta arquitectura, con cierto ornato.
También así deben sentirse otros ciudadanos, seguramente, al ver sus barrios arrasados por una civilización que parece barbarie. De Montserrat y San Telmo una parte pertenece al Casco Histórico, negocio turístico, fuente de locaciones de época y legado de los ancestros. Por eso podemos seguir viendo algunos de estos edificos en pié. De todas formas es muy difícil contener el avance indiscriminado y necesariamente nocivo y desgastante para estos viejos muros.
Hay quien considera arte pintarlos. Se puede hacer bien o mal.
Sin discernir acerca de una búsqueda de significados o de cierto valor artístico asimilo muy bien esta obra de la foto porque aporta a un muro sin gracia ni valor arquitectónico..., pero ver el frente del edificio que encabeza esta nueva entrada... mamma mía! qué boludos los que lo arruinaron y además volverían a hacerlo si se lo repintara. En fin, un comportamiento predatorio.
A esta hora, la mayoría de la gente en la veredas son oficinistas saliendo del trabajo.
No son los únicos. Tambien salen los desposeídos a buscar sobras del día para seguir empujando el carro. En esta foto el hombre mira con cierta atención como caba de estacionar frente a su cara un camión mosquito, lleno de vehículos Toyota que jamás podrá usar. Sólo se ve la cola del largo vehículo de la que sobresale la caja de una Hilux 4x4. Contraste vehicular.
Otros, que no están en la foto, ni de cerca; revuelven tachos, indiferentes.
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